domingo, 19 de octubre de 2008

PEQUEÑAS HISTORIAS - CAPITULO 6

Cuando matematica y geometria eran parte natural de la armonia


La Libreta de Casamiento, documento oficial, testimonio de los derechos y obligaciones y de jurisprudencia vigente acerca del valor de la familia, estaba custodiada por tapas duras y un papel de forro araña, añadido, probablemente, para preservar aún mas el futuro del compromiso contraído. Con letra cursiva, lenta y ceremoniosa, del miembro de turno del Registro Civil interviniente, tres páginas repetían el calendario de dos décadas... Hijos de.... BERNARDO JOSE ... NACIDO EL 18 DE SEPTIEMBRE DE 1940.. LIDIA ... NACIDA EL l5 de febrero de l946... RUBEN NESTOR ... NACIDO EL 4 DE ABRIL DE 1954... El orden de la maternidad me otorgó el rol de ser "LA FETA DEL MEDIO". En esta despareja equidistancia me brindó, en cierta manera, protección y privilegios La protección de un hermano mayor, que me dio siempre lugar entre sus amigos, quienes nunca me hicieron sentir como la "nena molesta" o la "impuesta", sino, al contrario, la relación era fluida, amable. Angel, Julio, Mario, Oscar, fueron mis "padrinos tutores" para los primeros bailes, para pasar al cine, aunque la película fuera para menores de diez y ocho, o compinches para organizar algún asalto en nuestra casa, siempre disponible para la verdadera amistad. El comienzo escolar de Bernardo marcó un desafío para Mamá. Con Cédula de Identidad Nº 3.55l.001, gestionada por esa "gringa", que se convirtió en maestra por decisión de su propio impulso y el deseo de progreso. Así tuvo la voluntad de aventurarse a bucear en la lecto -escritura en castellano luchando por evadir el sonido de las sílabas plagadas de consonantes de su polaco natal, para que el primogénito rindiera primero superior libre, porque matemáticas no ofrecía obstáculos. Fue un logro compartido por ambos, superando la reglamentación escolar acerca de la fecha de nacimiento y el ingreso a la primaria y que le sirvió a "Berele" para todas las etapas educativas posteriores. L a distancia al colegio de "varones" de la calle Julián Alvarez era, todos los días, de ida y vuelta, una especie de carrera feliz, porque en casa, en la pieza del conventillo de Villa Crespo, se quedaba la nena, es decir yo, muy entretenida intentando abrir una cartera de Mamá en desuso, color rojo y azul, con dos enormes botones plateados. Era mi tesoro, que mas adelante se fue colmando de las mismas chucherias que cualquier cartera de mujer, entregados con los significados femeninos y el amor de Mamá... porque en cada resto de rouge colorado había un beso guardado. También, con ocho años viví el privilegio de disfrutar la llegada de un hermano, desde su concepción, como algo trascendente, toda una escuela de iniciación afectiva con el "chiche" que amanecía mojado hasta la batita. En una oportunidad, rebelde, por tanto control de un prestigioso médico, el profesor Vernocchi, concretó un acto de micción, tipo manguera de bombero, contra la chaqueta y una vitrina del consultorio, cosa que me re-divirtió ante la cara de sorpresa que trató de disimular el adusto y canoso profesional llamando a la enfermera. El domingo 4 de abril de l954, Mamá., con mucha serenidad, nos despertó anunciando que se tenía que ir con Papá al Hospital Israelita, cuna científica de los tres. Con su precaución e intuición habitual, la noche anterior había dejado preparado una comida deliciosa y abundante... kachke al horno con papas, es decir dos patos que ya se habían olvidado del estanque de crianza y la libertad. Peinó mi cabello largo, con rulos en tirabuzón y dos moños "voladores" y nos dejó preparada la ropa para, cuando correspondiera, ir a conocer al esperado bebe, cuyo sexo era una incógnita. Papá volvió cerca del mediodía, orgulloso por la llegada del segundo varón. La continuidad del apellido seguía consolidada en América, en la Argentina, tan grande y austral. Era la vida surgiendo en una ciudad capital, contra la muerte que desbastó a su pueblo Kobryn, de fronteras inciertas, reduciendo el apellido a polvo, cenizas y papeles de archivos usurpados por el odio y donde la nieve, todo lo cubrió con su manto de pureza violada, como a muchos, también a sus padres y a un hermano. Dos hermanas, mayores que Papá, antes habían orientado su destino a los Estados Unidos. Desde New Jersey las tías, nunca conocidas, compartieron con Papá el devenir de sus historias con cartas espaciadas y fotos que nos sugerían un pasar mas confortable y con cada nacimiento llegaba un giro en dólares, atención que Mamá, la escriba, agradecía en nombre de la familia. Berele Iosel, con sobriedad y mucha educación admiró a Rubele, con 3.700 kilos. rubio, ojos claros, un muñequito. Yo, excitada, pasee como tonta mi alegría en uno de los ascensores del hospital, arriba, abajo, ida y vuelta, sumando en cada piso gente descontenta por falta de movilidad. ¡TOTAL, ACASO NO ERA MAS IMPORTANTE LA LLEGADA DEL HERMANITO¡ Este fue el punto de largada de una mater-paternidad compartida. El hermanito se convirtió en el eje de nuestros comentarios, desvelos, anécdotas, sutil juntada de monedas para algún chupete o sonajero y en el espontáneo destinatario de toda nuestra responsabilidad virtual por su salud, por el gozo de una sonrisa y de todas sus gracias. Incluso festejamos el día que, cuando dejó los pañales, se dedicó a corretear por la casa dejando sus huellas de trozos de "cacona", como un pony en medio de la pradera. Mamá, sin poder contener la risa, fingía un reto y lo seguía, pala en mano, mientras él contorneaba su colita pomposamente, sorprendido por tanta hilaridad. Hasta ahora, podrán observar que matemática siempre se aplicó. Sumábamos amor, cuidados, también algún roce propio de la sana democracia de ideas, que ya existía en la familia y restábamos distancia con un compañerismo genuino que el perfil de cada edad orientó para complementar la tarea de nuestros padres, sin celos ni egoísmos vanos. Y la geometría fue un símbolo de equidad, de armonía. El ejemplo existió, diría, "mamado por teta". Sin imposiciones, mientras cada uno recorría su mundo de formación, de curiosidades, de amistades y la transición a la adolescencia, el tiempo alcanzaba para oirse y escucharse porque los espacios individuales se conectaban en la esfera común del interés general, del diálogo y de la colaboración Eran actos simples que perduran por el contenido ético. No se elaboraba ni se organizaba tal o cual conducta. No teníamos edad para un reconocimiento etimológico de los gestos expresados, libres de rutinas dispuestas o autoritarias. Siempre recuerdo con que afecto Bernardo llegaba al mediodía de la secundaria, Escuela de Comercio Hipólito Vieytes y sacaba del portafolio, envuelto en un papelito, su merienda que no la consumía, para compartir con los hermanos en casa. El quiosco de la cooperadora era un esmerado proveedor de alfajores y él, según las monedas posibles de que disponía el presupuesto familiar del día, compraba uno o dos alfajores. Había de dos tipos, gordos, de maicena con dulce de leche y coco y otro, que nunca he vuelto a comer, de masa color chocolate y corazón de dulce de leche, la cubierta acaramelada y alrededor trocitos de maní pegados. La ceremonia comenzaba sobre un plato limpio, un cuchillo y el más observante de los respetos a la geometría. El o los alfajores se convertían en tres trozos cada uno. Con justicia Salomónica, Bernardo repartía los pedacitos, alternando cada día el del centro para rotar así el beneficio, a Ruben y mi, del perfil de la superficie con maní o coco. Todo un símbolo. Placer y alegría para los tres y nuestro agradecimiento a quien ya, usando pantalón largo, no se olvidaba de los hermanos. Reconozco por ello a nuestros padres, por afirmar la solidez de esos primeros peldaños. Nunca pasarán de moda, nunca olvidaré el rumbo que sus dichos marcaron:
A KLEIN VORT MAJT A GROIS ORT UNA PEQUEÑA PALABRA HACE UN GRAN LUGAR FAR A GUT MORGUEN IJ VEL DIR ENFEREN A GUT IUR POR UN BUEN DIA YO TE RESPONDERE DESEANDOTE UN BUEN AÑO
No son parte de un pasado idealizado, son, ciertamente la esencia, son semillas aptaspara florecer cuando el mundo requiere, inicialmente, de la armonía fraternal paraproyectarse a la imprescindible armonía universal.A mis hermanos, Bernardo José y Ruben Nestor, gracias por darme la oportunidad desentir y expresar estos recuerdos, son parte de ese aire fresco que juntos respiramos yque nunca pasarán al altillo de los trastos olvidados.Hoy ya pertenecen a las pequeñas historias que guardan los valores, siempre vigentes,que mis nietos, Shajar e Idan sabrán comprender y continuar.
Lidia Pantychowski Lerner de Pisochin



0 comentarios:

Powered By Blogger

  © Blogger templates Newspaper III by Ourblogtemplates.com 2008

Back to TOP