domingo, 19 de octubre de 2008

PEQUEÑAS HISTORIAS - PRELUDIO

Preludio

Fiel a la convicción absoluta de esta imagen, válida para la organización del lenguaje como código humano, encuentro en la orquesta el símbolo por excelencia. Es, en la agrupación de los instrumentos, cada uno con sonido propio, que se logra el virtuosismo total de comunicar una partitura. Permítanme la licencia de presentarles en cada movimiento de Pequeñas Historias a quienes interpretaron con honestidad el idioma del amor para trascender con la armonía de su mensaje el tiempo y la distancia. De esa composición, de LA VIDA, son estas notas. A ellos mi gratitud porque el silencio nunca ocupará el espacio de los recuerdos.
Lidia Pantychowski Lerner de Pisochin

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PEQUEÑAS HISTORIAS - CAPITULO 1

Una tradición que cruzo el mar

Desde Mikolaja Reja 17 a Boyacá y Juan B. Justo
Nacieron en Polonia,los gansos que conoció Mamá.Desfilaban su orgullosa presenciacon plumaje de etiqueta,pecho blanco protegido de grises y negros fileteados,la cabeza siempre erguida, aunque se olvidaron la galera de pasear.Su graznido, enojado y rústico,reclamaba la comida en el corral de crianza ysin importar el día, atentos a los ruidos extraños,.alborotaban irreverentes al vecindario,que ya participada del recogimiento del Shabat.Para ocasiones especiales, con el ritual adecuado,la anatomía del cuello marcaba la despedida de su ingesta vegetal.La carne, muy apreciada, alentaba con su aroma la espera en una mesa tendida,demorando, aunque sea, sólo por un día,las estrecheces de la subsistencia habitual. .La grasa se guardaba en barrilitos de madera,y la fría penumbra del sótano la conservaba rígida,dispuesta a relajarse, chisporroteando, inundada de cebollas,al servicio de algún otro manjar.¿Y de las plumas, que sabemos?. Su destino era... perdurar.Mamá me contó como cruzaron el mar.Costumbre nacida en inviernos crudos, gélidos,de blancos copos de nieve cubriendo los tejados
y las estrechas calles del pueblo que animaban a esquiar.Los leños, cuidadosamente guardados, se convertían enmodestas cenizas al servicio de la sopa humeante y lloraban los vidrios,conmovidos, por tanta tibieza aromática desparramada en el hogar.Pero eso no bastaba,las plumas blancas de los gansos,como homenaje a su origen, caliente de animal,cumplían, a largo plazo, una misión fundamental.Laboriosas, las manos artesanales de las mujeres de la casalas transformaban en abrigos, livianos y tibios,para cubrir los cuerpos cansados, que se acurrucaban tanto, tantoque parecían un coral de campanas los pulsos, latiendo en su bóveda carnal.El sueño era denso y desfilaban los pinos verdes y la cerca por pintar.En el saludo, bendecido por los padres, participaba la esperanza de queel sol, al otro día, les brindara un luminoso despertarLas plumas seleccionadas se guardaban en cofres de tela,generalmente de color marrón.Arriba una funda de sábana blanca, con algún bordado o no,cerrada con botones protegía las intimidades del invierno,que, luego, en las tibias aguas del lecho de piedra del río,se dejaban correr. Con esfuerzo, retornaba inmaculada,balanceándose al compás de la brisa primaveral.A toda esa naturaleza encerada, incapaz de volar, se la llamaba "puj"."Puj", algo semejante al acolchado actual.Llegó con los inmigrantes, eran parte del ajuar.¿O acaso no hace frío en América?...¡Hija hay que cuidar la salud!!Envuelto, atado con un cordel, mas bulto que peso,recorrió puertos ignorados en una bodega llena de sonidos desconocidos.¡No comprendía los idiomas que los marineros hablaban!Solo supo de la dureza indiferente de sus manos, cuando,un día, el Almanzora en el Puerto de Buenos Aires atracó.Cumplidos los requisitos, mamá se estremeció,¡era marzo, despidiéndose del verano y abajo,cambiaba su ropaje el atardecer por muchas luces de la gran ciudad!La planchada de descenso le pareció interminable y corta a la vez.Su pueblo ya estaba lejos, allí quedaron sus padres y ocho hermanos también.¡En que locura, ya temida, susurrada, al poco tiempo su Zamosc ardió!Despertó de su sueño adolescente, lleno de intrépido coraje,sólo con diez y ocho años que la Reina del Plata abruptamente maduró.Cada pluma del "puj" tenía la suavidad y el calor de las manos amadas.Cuando se casó, un veintiseis de agosto, aun de frío teñido,ofrendó a la humilde habitación una nube enorme de blancas plumas de ganso.

La familia creció, los recuerdos la acompañaban.Jugando o en una siesta breve, apretados,para que nadie afuera quedara, .la nube nos recibía cálida, desparramada. Las plumas, felices,por interrumpir el silencio de la familia grande ausente, tan añorada,hacían rondas en los rincones, al compás de alguna canción polaca...Poy lastich ca poy , portatura, sabrala gdniñala.......Después Mamá, con mucha paciencia y palmaditas llenas de ternurale devolvía su forma original, licita, licita,como se ven las nubes en el ocaso sereno, junto al mar.Pasaron los años y la tradición continuó.¡Como si fuera posible contar tantas plumas ..."el puj",en almohadas para los hijos lo transformó!Previo a la boda un legado de sueños nos entregó.La recuerdo con un pañuelo en la cabeza, descalza.La habitación parecía un lugar mágico, en movimiento,¡hasta un estornudo elevaba las plumas de los gansos que dejaron de volar!Milagros del amor, de la alegría por brindarnos algo tan suyo,confortable, tierno, con historias, próximas y lejanas,para acompañar los proyectos nuevos que su empeño maternal siempre apoyó.Muchas noches, cuando reclino mi cabeza,percibo una luz que quiebra la obscuridad,es como refugiarse en una nube tras la tormenta,esperando la claridad del amanecer.Se que los gansos no pudieron elegir donde migrar.Para vos fue muy difícil contener las lágrimasdescifrando, en un lenguaje nuevo, las noticias de la radio,hablaban de tropas, invasión, fuego, hambre, muerte,y todo pasaba allá, en tu tierra, geografía que se mancilló.Aquella, que vos pintaste, destacada,con colores fuertes, sobre cartulina amarilla.Era un mapa grande, plegado, de la otra Europa,que te trajiste para no olvidar.Yo te agradezco por brindarme las alas del alma,aquellas que superando todas las barreras me renuevan,día a día, con los ejemplos de tu dedicación tan generosa.De niña, aprendí a volar con un lápiz y el impulso de tu emoción,¡Son mis plumas, es tu puj, unidos, que el tiempo nunca envejecerá!.Las guardo en el corazón para decirte hoy, con la misma ternura que recibí;¡hola Mamá, ya llegué,... soy yo...!¡que lindo es poderte abrazar!

Lidia Pantychowski Lerner de Pisochin

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PEQUEÑAS HISTORIAS - CAPITULO 2

Las estampillas que Moshe le puso al Rey Salomón


Según la Real Academia Española Proverbio: adagio, sentencia, máxima refrán, dicho, moraleja.
INSTRUYE AL NIÑO EN SU CAMINO.Y AUN CUANDO FUERE VIEJO NO SE APARTARA DE ELProverbios. 22.6

En cada colectividad y en consecuencia en cada familia, según el antecedente de su origen, la gastronomía tiene sus perfiles y códigos propios para las festividades o simplemente para cierto día de la semana, como lo son las pastas del domingo para los italianos. Hoy, frente a la gran diversidad de productos frescos y elaborados, delivery de por medio, esas pautas del esmero y la dedicación doméstica se han desdibujado. Pero, en mi infancia y primera adolescencia disfruté de un día sumamente original, sobre todo desde la primavera hasta el otoño, era el LUNES. Mi Mamá, sin preparación lúdica o psicológica universitaria, creó, frente a la falta de recursos, un día de camping, sin campos, ni montañas ni mares. Ella activaba nuestra feliz conformidad participando del juego como un niño más. La cocina, pintada de verdecito y el piso de baldosas rojas, impecable, lucia de fondo una mesada con hornalla a carbón y al lado, el dorado y esbelto calentador Primus, para las cocciones de tiempo reducido. Cuando se acercaba mi séptimo cumpleaños, nos iniciamos en la modernidad de la cocina a gas, todo un orgullo, ya que la Maxor reemplazaría el traslado de las fuentes de horno a la panadería, albergue hasta ese momento, por un costo estipulado, de las comidas de los domingos, especiales porque el almuerzo se compartía con Papá Por lo tanto el lunes se transformaba en L U N E S. Si en lunes con mayúscula, como si fuera un letrero de bienvenida al espacio de la fantasía. Sobre el piso poníamos un mantel. Junto a Mamá nos sentábamos, rodeándolo, dispuestos a iniciar el rito. El rectángulo de la ventana abierta, nos regalaba un rayo de sol , la penumbra de alguna nube o chispitas de lluvia. Pero nada cambiaba el clima de ese paseo, que, siendo virtual, lo vivíamos como real, tan imaginativo y pintoresco. La comida, era de L U N E S. Sandwiches de pan trenzado con amapolas, comprado en la almacén de Don Jaime o de pan casero, alargadito, crugiente con un corte al medio, tal vez para que su aroma interior volara. Lo traía el carro rojo y blanco, tirado por un caballo pronto a jubilarse, obediente, acostumbrado a los chimentos de las vecinas, en prudente fila y al ruido de los chicos. Nosotros esperábamos que Mamá también pudiera comprar la bolsa de las galletitas rotas, envasadas por la panificadora y cuyo costo era menor, como descarte en la selección, discriminación que nunca afectó el placer de paladearlas. El pan lo cortaba Bernardo, era un especialista prolijo. Rodaja a rodaja, simétricas se ubicaban en un plato, al centro, al alcance de todos. Alrededor, como un abanico de tentaciones y colores, ocupaba un lugar preferencial en nuestro apetito el bursht, invitado no habitual al picnic por razones de costo. Pero siempre había un frasco de vidrio de smétene, crema deliciosa, tapadita con una cubierta de cartón, que desprendía su misterio de vacas anónimas al levantarla de una solapita. Rodajas de tomate, pepino y lechuga, queso blanco, que se vendía suelto, y.. como cierre nuestro manjar... un vaso de dulce de leche, gentilmente pesado con yapa por Don Jaime, acostumbrado a la clientela menuda y ansiosa, que revoloteaba en ese local desordenado y con el murmullo bilingüe de los compradores adultos. Según la temperatura, bebíamos agua sola o con un chorrito de jarabe de granadina o de los refrescos de naranja y cola para diluir que Mamá preparaba en base a un proceso casero con esencias. Si hacía frío, el café con leche nos agasajaba la panza. De fondo, Radio El Mundo o Radio Belgrano participaban de esos almuerzos pecualiares. En todo existía algo de mágico. Era mágica nuestra predisposición, la alegría, el agradecimiento y el esmero que transformaba la pequeña cocina en un paisaje ilimitado de charla y risas. Pero el hechizo llegaba a su mayor clima de emoción, cuando, casualidad o mejor dicho causalidad del amor mediante, coincidía con L U N E S la llegada del cartero, quien, conocedor ya de los sellos postales, gritaba, ¡carta... carta de la familia!. Ya sabía, Villa Crespo era un barrio de muchos inmigrantes. Había casas donde no golpeaba… ya no tenían quien les escribiera. Nosotros, con lágrimas retenidas, disimulábamos el apuro que las manos temblorosas de Mamá dilataban en abrir el sobre. Nos bastaba con leer el destinatario para reconocer la letra del Zeide. Desgastados por la guerra pero firmes en la fe, llegaron a Israel. Las manos vacías, las
Pequeñas Historias
huellas del horror en sus mirada y en el corazón, aferrándose, la melodía de la esperanza, HATIKVA... Mi Zeide, Rabino Jasídico Moishe-Moshé-Lerner fue el eje de una familia con nueve hijos, ocho mujeres y un varón. Mamá fue una relatora detallista. Sus padres, los hermanos, el Liceo, las festividades, los cuellos almidonados de las camisas para shabat, la historia de Napoleón, que se sabía al dedillo, la orquesta de la secundaria, su mandolina, el director que tocaba con gestos apasionados el violín, las bromas con sus compañeras en la colonia de vacaciones, alegrías y enojos de una adolescente. Y también el capítulo duro, los inicios de las actitudes hostiles contra los judíos por parte de los polacos, vividas en el seno de su propia familia, que marcaron su destino. Fue el primer eslabón de la familia Lerner Zaidweber que partió para la Argentina con el proyecto de continuar, poco a poco, los demás, la vida en un país, con paz y pan. Los paisanos, oriundos de Zamosc, que se reunían en el farein, el sitio comunitario de los inmigrantes, donde volcaban las nostalgias, recuerdos y las anécdotas que jalonaban su inserción en Buenos Aires., contribuyeron también a conocer el perfil de ese hogar judío. Allí supe que mi Zeide era considerado y bondadoso como padre y como maestro espiritual. Delicado, amante de la cultura, nos transmitió una fortuna en valores y consejos. Las cartas, llenas de ternura, siempre acortaron la distancia, afianzando con afecto nuestra pertenencia a la gran familia, trabajo arduo cuando no se pueden compartir las vivencias de cada día. Mamá leía a media voz, apresuradamente la primera vez. Las cartas llegaban en idisch o en polaco. Luego, con las pupilas húmedas y en medio de incontables suspiros colmados de las secretas intimidades del alma, nos traducía al castellano, párrafo a párrafo. Recuerdo esos momentos y me estremezco. Era una niña y todo lo querido debía ser inmortal. La muerte de mi Zeide, llegó en una carta, el 16 de agosto de l961. Hacía ya dos meses que, sin agredir a nadie, silenciosamente, ingresó en el sueño de la partida final con los honores de la liturgia para un tzadik. Su cuerpo se había unido a la tierra de Israel en el cementerio de Natania. Muchos años después solo pude tocar su tumba y la de mi bobe y encender velas. Esas velas fueron en honor al conocimiento. Como las que él encendió, años atrás, con su voz firme, pausada, cálida, que yo siento al mirar la foto, junto mi bobe Malke y mi único tío varón, Shlomo, un niño aún, los tres juntos en la primera noche de un Rosh Hashaná sin fecha identificada. Sin duda la jalá redonda que se destaca en la mesa es mas que un símbolo tradicional. Para mi es la vida que se recrea permanentemente en tanta sabiduría recibida. Sus cartas tenían el contenido adecuado, el ejemplo sencillo, visible para un niño, dejando abierta las puertas del entendimiento, de la solidaridad, del respeto, de las pautas de convivencia, de los valores que, bien sembrados, son el núcleo de la entereza que, en la vejez y en la adversidad me acompañan como brújula y fundamento.

Cuando, como madre, quise ubicar un texto bíblico en las tarjetas para el Bar Mitzvá de mi hijo, Javier Alejandro, Moshé Mordejai, sin duda mi Zeide Moshé guió esta inquietud a las páginas de los Proverbios del Rey Salomón. Considero que no he actuado con irreverencia frente a palabras tan sagradas y he aplicado una metáfora, afirmada en la realidad de cada mensaje de mi Zeide, con su estilo próximo, afectuoso, e inteligente, porque creo, realmente, que le puso en cada carta las estampillas para la posteridad a la ética, como un legado familiar para sus nietos y bisnietos. Y así recuerdo
DER MENCH TRAJT AN GOT LAJTEL HOMBRE PIENSA-PROPONE-Y DIOS SE RIE-DISPONE.
MOISHE-MOSHE LERNER Z'L.
En Proverbios sobre la vida y la conducta, 16.9

EL REY SALOMON DICE:EL CORAZON DEL HOMBRE PIENSA SU CAMINO MAS DIOS ENDEREZA SUS PASOS.
Para Marcela, Karina, Javier y Dani, queridos hijos, para mis nietos, Shajar be Idan, Idan y Shajar, miel de mi corazón, a ustedes, sólo unos minutos de lectura para muchos años de recuerdos viscerales, porque las cartas y el diálogo superaron todas las fronteras.
Lidia Pantychowski Lerner de Pisochin

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PEQUEÑAS HISTORIAS - CAPITULO 3


El sabor amargo de la discriminación
Despuntaste como el tercer brote de un árbol,generoso en su prole femenina y un solo brith milá,Shlomo, el séptimo, que joven aún, dejó un púlpito vacíoy la emoción de su voz vibrando en el fervor de las plegarias.El 6 de noviembre de l917 surgiste, luchadora desde las entrañas,anticipo histórico de la independencia de tu tierra,desgastada, dividida sin respeto por la primacía del poder de turno.La Chana polaca, la Jane judía, la Ana argentina, fueron,la unidad de combate por las causas justas llamada MAMA.Tu adolescencia no se inmutó ante la rudeza de los gendarmes.sorprendidos, tal vez, por tu discurso firme, encendido como tu cara,defendiendo ese patrimonio, la máquina de coser y partieron,prometiendo volver algún día.Pensar que, cada puntada de Ribe y Sure transformaban el terciopelo y el algodónen pan y papas...¡como permitir tal atropello al hambre familiar!!!Era necesario buscar otros horizontes.En Varsovia, a los 22 días de febrero de l938, con la firma del Consul General,el proyecto de avanzada se convirtió en estremecimiento total, sutilmente disimulado.La misión se iniciaba, camino a lo desconocido.El texto de rutina de un decreto pretérito, un sello, manos entrelazadas y gorro frigio,sol y laureles y el respaldo estampillado de cinco pesos oro,marcaron tu condición de inmigrante menor autorizada.Veintiséis de febrero de l938.La partida colmada de amor y bendiciones,
desbordando consejos dejó fija, sobre los rieles, hasta el puerto de Gdynia,el rostro y la dulce mirada de tu Papá, el zeide Moishe.Su barba sumó canas de ausencia y la locomotora tapó con su aullido de vaporla primera y la ultima despedida que el destino les marcó.La ventanilla del tren espejó tus lágrimas hasta el Bálticoy la cucheta ,en tercera clase, fue el espacio confidente que el Atlántico no calmó.La conciencia del desarraigo transformó tu paisaje interior.Como trémulos pájaros, el pasado anidó en el cálido lecho de la nostalgia,rostros, caricias, risas, semillas de girasol, chunt y jalá.,¿para que más?... si eso bastaba para ser feliz en familia.Partiste y llegó la guerra, maldita guerra que en cenizas todo lo dejó,el reencuentro, en la promisoria América, quedó trunco.Las frías aguas del Wrieprz y del Vistula se entibiaron con sangre,y Zamosc, en llamas, se convirtió en agobiadas caravanas huyendo del terror.El mundo y tu mundo giraron vertiginosamente.De la cultura judeo europea, gestada en un pueblo, sin anónimos,día a día te sorprendían costumbres, idiomas, colores.La magnitud de una geografía, antes, sólo plana y de cartulina,te fascinó en su imponente realidad.Sorprendida asististe en el puerto de Río de Janeiro,desde la cubierta del Almanzora, al pintoresco mercadeo de la miseria.Niños de tez morena ofrecían enganchar cestos con bananas,fruto suntuario para la mesa polaca, a pasajeros y tripulantes,esperando recibir la generosa perpendicularidad de unas monedas en sus pequeñosbotes.Pero, cuando la ley de gravedad los excedía, se lanzaban a las aguas,disputando con riesgo, el sustento del día.El Departamento de Higiene de Sanidad Marítima, de la República Argentina,observante metódico de posibles chinches y piojos viajeros,te dio, previa cautela, un bochorno de bienvenida el viernes l5 de marzo de l938.Y como premio al aseo, un tazón con líquido verde,que, siendo de origen desconocido, no bebiste.Mas tarde te enseñaron que a eso se lo llamaba "mate cocido".La Jupá unió dos soledades con un puente de idish y polonés.Con el primer nacimiento, "madre coraje", gringa con agallas,defendiste tus derechos y los del hijo custodiado en las vísceras.La obrera, especialidad bordadora, cumplimentó por si,la burocrática papelería en castellano, que, "el patrono", según texto de la época,no se avenía a considerar obligatoria,porque ya, aprovecharse de un extranjero era habitual.A empujones -actitud histórica -se hizo JUSTICIA.Los treinta días previos al parto sirvieron para acomodar con humildad la pompa del evento y el subsidio por maternidad -Ley 11.933 -convirtió,al organismo superior, el Ministerio de Interior,en el padrino de batitas, escarpines y ...un traje para Papá.¡Toda una conquista para el grupo familiar!!Nunca bajaste los brazos, protegernos fue siempre parte de tu existencia.Acoyte 1449, fue el conventillo de Villa Crespo, cuna de mi primera infancia.Allí resurgió la discriminación.Guardada entre los vahos del vino se desbordó con una "pelela" colmada de pis.Mezcla de amarillos y olores sui generis de la familia, oriunda de Entre Rios.Desde la escalera, camino obligado a su pieza-piso superior,volcaron sobre mi cabeza, el polidesecho de sus riñones,saturados de ignorancia y odio.En la Seccional Nº 27 desarrollaste tu idoneidad jurídica sobre derechos humanos,derechos del niño y discriminación, fundamentando los acontecimientos previos y elrepugnante final con racionalidad y amor,una fórmula difícil de equilibrar frente al agravio.Volviste acompañada por un oficial de policía, quien, dispuso el traslado del ideólogomayor de edad, conminándolo a que buscara otro domicilio para evitar males mayores.MORALEJA: LUEGO, YA CALMADOS HABIENDO ACTUADO LA JUSTICIA, EL DOLOR BUSCOREFUGIO EN EL HUMOR, MIS POBRES MOÑOS VOLADORES LUCIAN CHATOS, TRISTESEMPAPADOS POR PISH...SH...SH... SH...MAMÁ, LA VIDA TE PUSO A PRUEBA MUCHAS VECES Y EL DIA DE TU PARTIDA, CONCLARIDAD TOTAL TE DESPEDISTE, EXPIRANDO LA AGONIA DEL SUFRIMIENTO, LAULTIMA BATALLA, CON LA DIGNIDAD DE UN SABIO MURMULLO:"HIJA, MIRA A TU MADRE, ES LA ULTIMA VEZ..."
CEGADA, NO COMPRENDI Y QUISE RETENERTE,COMPRENDI Y LLENA DE LUZ ESTAS JUNTO A MI.Gracias Mamá

Lidia Pantychowski Lerner de Pisochin

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PEQUEÑAS HISTORIAS - CAPITULO 4

Cuando ya no me llaman... Libele




PARA MIS HIJOS Y NIETOS: ESPERO QUE COMPRENDAN LA IMPORTANCIA DE ESTOS RECUERDOS. SON LA COSECHA ESPIRITUAL QUE NOS PERMITE LA VIDA CUANDO ENTENDEMOS QUE ES UNA RUEDA, LA DE TODOS Y CADA UNO, QUE NO DEJA DE GIRAR.. TIENEN VOCES Y QUEDAN LOS ECOS QUE TRANSPORTAN LA PALABRA ADECUADA, EL CONSEJO, UN MIMO. TIENEN COLOR, SABOR Y FRAGANCIAS, SON LOS MOMENTOS DEL VIVIR QUE SE REGISTRAN CON TODA LA PLENITUD DE SU PAISAJRE ORIGINAL. HAY SOLES, LUNAS, NUBES Y AGUACEROS, PERO...SOLO, DESDE LOS SENTIMIENTOS, PODRAN COMPRENDER CUANTO ME SIGNIFICARON COMO EJEMPLO DE ENSEÑANZA PARA INTENTAR CONSTRUIR, PARA USTEDES, UN MUNDO DE LUZ SOBRE LAS TINIEBLAS.
A MAMA JANE, ANITA,A PAPA EFROIM, FELIPEMUCHAS GRACIAS POR DEJARME EN LAS COSAS DE CADA DIALA OPORTUNIDAD DE APRENDER A SER UN MENCH. - Z'L -Q.E.P.D. ­
ASI TE SIENTO PAPA, TATE, MI VIEJO NO QUISE DESPEDIRMEY GRITE JUNTO A LA OSCURA TIERRAHOY TE PIDO PERDON POR NO RESPETAR TU SUEÑOLIBELE.
Desde la retina al corazón nunca agonizaron los recuerdos Cuando hacía la cola para el tobogán me ofrecías la dulzura de un caramelo
la perspectiva del tiempo le dio al calendario su real valor de leche, tierno y grandote , parte de tus amabilidades de paseador oficial.
dejando en evidencia lo trascendente, la médula de tus actos simples, La cortesía se extendía también a Mamá.
honestos, fundados sólo en la entrega de amor, sin discursos huecos. En invierno, llegaban acurrucadas en un bolsillo, en su bolsita ruidosa,
Hoy te pondrían el sello de "perfil bajo", brillante de celofán, era la garrapiñada caliente,
como algo extraño para esta presunta evolución que nada deja. una costumbre nacida en el noviazgo,
Convivo con muchas imágenes y también con silencios breves, cuando Plaza Irlanda asistía al ceremonial.
suficientes para la reflexión, la disculpa o el abrazo Después nos mudamos y fue el Parque Agronomía el lugar privilegiado
rescatados tras la amenaza de algún chirlo que nunca llegó y para aprender a amar la naturaleza,
que terminaba en un partido de dominó, cómplice de la tregua concedida. alfombra para el mate y los biscochitos en medio de un concierto
Cultivaste mi infancia con la misma ternura de pájaros.
que aquel gajo robado en el parque Cuando salíamos por la tarde, Mamá también participaba.
y en árbol se convirtió. Eran paseos en familia.
Tu jardín y las macetas rebozaban color El resto de la semana, las flores, "HONESTAMENTE
y el perfume de las mandarinas se esparcían cada otoño. HURTADAS" nos recordaban, desde el florero de cerámica,
Bajo la tutela de tu mano artesanal, la dama de noche, aquellos momentos de placer.
aristocrática y vegetal, embriagaba ¡Cómo no gozar de tu oficio artesanal de brindar con alegría y serenidad tanto cariño!.
desde el patio nuestros sueños a puertas abiertas. Si, hasta cuando la ocasión lo permitió, tus nietos aprendieron como sacar la
Fuiste mi compañero de juegos, la edad no nos separaba. sortija en el giro de la calesita y darles de comer a las gallinas chismosas,
Siempre dispuesta la cabeza para los ruleros, alborotadas por la demora que significaba repartir también,
cuando aún, la torpeza de mis manos pequeñas, a derecha e izquierda, las migas de pan a las palomas,
enrollaban, con apresurada pasión, tus ya escasos cabellos socias habituales del convite.
Subida al banquito, de madera pintada, esperaba el turno. ¡Tus bolsillos los sorprendían como el el kiosko móvil de las sorpresas!
Como un péndulo, el mate se alejaba y volvía a los labios de Mamá. Papa fue siempre un devoto de la VIDA.
Siempre había algún zurcido o se apuraba por contestar las cartas, Le gustaba comprarle zapatos a mamá,
llenas de noticias, llegadas desde el otro lado del océano, mientras, convencido, tal vez, de que así podría perpetuar su andar, siempre apurado,
húmedas las pupilas descargaban su nostalgia en el suspiro gutural de la por hacer, por brindar...¡un gesto bello que, con los años, admiré!
bombilla. Observador nato, tras horas de búsqueda laboriosa en los canastos de ofertas,
Papá se inquietaba, cargaba el paquete como un trofeo de victoria.
¿acaso estaba tapada?. ¡Nada menos que número treinta y seis!, muy vendido, difícil de hallar.
Solidario con esa mano derecha ocupada, en misión tan importante, El cuero, tras concienzudo tacto, debía ser blando, como una caricia.
Papá convertía la rodaja de pan y dulce de membrillo El color, sobrio, clásico, combinable, para todo uso.
en un tablero de pequeños bocados, recordándote, una y otra vez, Nunca olvidaste la importancia de las capelladas,
su presencia en el plato como si fuera el remedio casero de la ternura, claro signo de respeto a la coquetería de mamá,
indicado para tanta aflicción. porque debían cubrir las infidencias dolorosas de juanetes, callos y durezas,
Los domingos partíamos al Parque Centenario. hijos de los años de esfuerzo y del reuma.
Allí aprendí a volar en los columpios. Los domingos, trabajo de hombres, Papa parecía un mercader persa.
Excitada por ese rítmico impulso me deslumbraba el cielo mientras, El piso, cubierto de noticias viejas, era una alfombra de colores,
abajo, las plantas como inmóviles espectadores, y tamaños, de dama, caballeros y niños.
escuchaban el estallido de tanta risa provocada. Reverentes todos, la formación te rendía su saludo de agradecimiento
En la cumbre del sube y baja, yo me asustaba, por demorarles el status de gastados.
fingía valor, me agarraba fuerte y nunca te lo contaba. Tu voluntad, postergaba siempre el posible símbolo de la pobreza tras la enérgica lustrada Los muebles logrados con años de esfuerzo y economías fueron,
Los míos, marrones, abotonados, eran, cada lunes, cada mañana, el objetivo preciado de Papá.
el candil de la dedicación que me enorgullecía. Todo un arte, aplicado para mantener tantos reflejos.
A la orden de "formen fila, saludo a la Bandera", en la madera, ya antigua... pero impecable,
se destacaban, brillantes, aún sobre las baldosas rojas que la portera, y la franela amarilla, lustra-muebles en mano,
afanosamente, limpiaba con aserrín y kerosene seguía el imaginario ritmo de algún vals.
Resignado, con frío, lluvia o calor, fuiste mi custodio paciente, Mamá, estancada en el tiempo repetía...
cuando el sábado ya transformado en domingo te retenía en la puerta del "¡ Mirá...Mirá...aquí tenés tanta ropa nueva, sin estrenar...!"
Bet-Am, con los zapatos de taco chato, para que ya, Era la previsión para los acontecimientos especiales que siempre tardaron
en la vuelta en colectivo, mis pies, comenzaran a descansar. en llegar..
Recuerdo con emoción tu cara afeitada, suave. Sus chaquetas y pantalones de pintor, tan blancas... tan blancas...
Brillante los ojos, compartiendo mis sueños. habían soportado el rigor de infinitos lavados.
El caminar elegante, como lo habíamos practicado, pausado, para lucir, Su asepsia, válida para un quirófano, siempre fue motivo de elogio en el
sosteniendo mi brazo con fuerza, como cuando era niña, camino a la Jupa. ambiente laboral.
La partida de cada hijo aumentó el silencio. Ahora permanecían solas, buscando algunas manchas que justificaran su
Le dedicaste mas horas al mate, la plaza, la escoba. existencia.
El dominó de los domingos, con tu amigo, el pintor, infaltable, Tal vez, el verdecito característico que aconsejaba Papá para las
como la picada y las copitas de Legui o, cocinas o el romántico rosa viejo de los dormitorios...
ya modernizados, de licor de café al cogñac, No se, mi concepto cambió, tan blancas, ¿ahora para quién?
que Mamá les preparaba para acompañar esas partidas, Se parecían a las mortajas con que el rito litúrgico lo vistió.
sin apuro, condimentadas de anécdotas de aquí y alla. A puertas cerradas, los zapatos de Papá organizaron una marcha de duelo...
El pueblo, la guerra, tachos, brochas, la humedad y las lluvias ¿Hacia donde?... discuten...y discuten.
de Buenos Aires. La fidelidad de esas "familias de clientes", ganadas con A la plaza no, el césped esta muy mojado......
dedicación, respeto y humildad y ahora...jubilados, Y si vamos por Corrientes,...¡ a él le gustaba...!
el tiempo les sobraba para charlar y charlar. Ojo, atenti, no nos olvidemos, hoy es sábado, 21 de septiembre, Día de la
Pero un día... Papa se fue. Retornó a las cosas familiares de su pueblo, Primavera, seguro que Felipe se vendría con la garrapiñada caliente,
a aquello que recordaba. gesto, siempre presente, especialmente en sábado y tomen en cuenta que
Hacía tiempo que no compraba zapatos, su realidad era otra. también traía el pan negro, bien cocido, grande, como le gusta a Doña Jane.
Mamá no comprendió su muerte. Pero, ¿quién asume la responsabilidad de elegirlo como a ella le agrada?.
La sorprendió como un castigo, como un abandono, ¡él ya no esta.....!
y debutó su profundo dolor de soledad en el momento rebelde de la viudez. No estaban preparados para un emprendimiento que requiriera del diálogo
Cuando, forzada por el fantasma del olor a humedad, con el panadero, tan paciente, conocedor de los atributos que debía tener
abrió las enormes puertas del placard, ese pan, masticado despacito para no desgranar la obscura pulpa de centeno,
éste ya no presentaba el orden que lo caracterizara. mientras la segunda pava, sobre el fuego, comenzaba por el vapor a temblar.
El mundo había cambiado, en cada lugar no había objetos... El desconcierto los invadió y todos optaron por el silencio y la quietud.
sólo quedaban recuerdos...dispersos...juntos...cercanos.... Así pasaron mucho tiempo, quietos, acomodados con relleno de papel,
Aún no era el momento, había muchas cicatrices, para pensar en ordenar. para evitar que envejezcan por falta de uso.
Eran preguntas y parecían reproches, No se cuanto ese claustro duró
¿por qué te fuiste?... ¿para quien voy a cocinar..?. Un día los zapatos de Papá, partieron brillantes, negros y marrones, con los
Se acostumbró a dormir acurrucada, cordones prolijos, ojal a ojal ...para brindarle calor a otros pies, anónimos.
con miedo...los ruidos la sobresaltaban. Respetando la tradición, sus destinos no tenía nombre conocido, porque "los
Sobraba espacio en la cama balcón, estilo francés. zapatos no deben ser usados por los familiares directos"
Sabíamos que la solidaridad debe ser así.La memoria por los seres queridos no registra domicilios fijos,se lleva en el alma, sin distancias ni fronteras.Saludable mezcla de preceptos y temor que aquieta la nostalgiapor el andar de los difuntos.Papá, ya han pasado casi veinte años que te fuiste.Aquí estoy, madura, curtida, recordándote y recordando, otros momentos, días, meses,años, sin la mochila del dolor.Porque la familia tenía sentido, la pertenencia era natural, vital.El pan alcanzaba, porque sabíamos compartir; la alegría existía, porque estar juntos yaera gozar, soñar era fácil, cuando Mamá y Papá podían cantar.Ella abajo, lustrando el piso de rodillas, -así la cera, en pasta, dura más-y nuncacambiaste el hábito que nos hacía resbalar.
¡CUIDADO!, no tropiecen con la escalera. Papá esta muy alto, el techo casi no existe, labrocha va y viene y una antigua melodía jasídica trepa al cielo en busca del sol....AVINU MALKEINU...AVINU MALKEINU....JANEINU BANEINU........... yDios, oyente calificado de sus súplicas nos brindaba buen tiempo para dejar linda lacasa para las próximas fiestas.Mis hermanos y yo hacíamos el acompañamiento. Bastaban los cubiertos y algunasbotellas, un peine limpio y papel, las manos, como dos caparazones de tortugas unidasservían para hacer el sonido de una batería imaginaria.Siempre algo sobraba. Mamá producía milagros... y no había reproches a la pobreza,discretamente engalanada, porque no había miseria en el alma familiar.Con la panza llena esperábamos a mañana.Hoy, al ver la Torá pienso en Papá. De chiquita compartía el paseo honorífico, abrazadaa él, las dos sobre su pecho.¡Que extraño, pero posible!, junto a ese cuerpo, cofre de sabiduría, vestido de terciopeloazul y coronado, yo, una niña, conmovida por las letanías y la curiosidad... meruborizaba.Papá, feliz, acercaba la Torá a esas manos ansiosas, colmadas de súplicas y besos.Las mujeres me gratificaban con una caricia emocionada y los hombres, más sobriosinclinaban sus cabezas cubiertas, reverentes ante Dios.¿Me detuve quizás en el tiempo?, No, sólo he comprendido los mensajes que son elsostén heredado que quiero legar, es la emoción compartida que fluye, renovada yconservada, porque se que mi corazón no ha roto sus lazos con los afectos que reposanen la eternidad y convivo plenamente con nuestra cultura y sus valores, tan profundos ysignificativos, que, un día, no muy lejano, junto a Papá y Mamá me acercarán.
Lidia Pantychowski Lerner de Pisochin

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PEQUEÑAS HISTORIAS - CAPITULO 5

Del calendario de Papá


Cuando bulle la adolescencia,burbujas simultáneas de omnipotente sabiduríay curiosidad absoluta,suponía que, Froim, Felipe, Pantychowski no había registrado el tiempo de su paternidad.Y en consecuencia los cumpleaños siguientes.Pero, cuando comprendí, sonó estridente la chicharra y seencendió el tablero, indicando en rojo, E R R O R .Papá vivió su tiempo argentino, con auténtica naturalidad.Ni culpa ni rubor, transgrediendo nuestros reclamos de integración.Los boibos, el noive, las anchuras, irritadas por tanta sal,eran sus anchoas de la picada.Ir era foiste y vení era veñi.Boino era bueno, aunque a veces nadie lo mereciera.Su domicilio, por muchos años, lo "empadronó" en la calle Melincoi,porque Melincué era un obstáculo insalvable en su vida diariay resignado, el barrio de Villa del Parque lo incorporó a su señalización vial.El castellano era de uso externo,con aplicación relativa en su mundo de colores, brochas, pinceles y enduido.En la casa, el idish fluía, dialogando con Mamá ycuando algo le molestaba, con enojo murmuraba su broncaen polaco o con ciertas frases, incorporadas,consecuencia de la inestabilidad fronteriza, en un ruso rudo, ya mermado por los años.Esta situación, multilingue y de bi-nacionalidad,la reflejaba también en el calendario de los natalicios.
Bernardo José, Berele Iosele, nació por Rosh Hashaná, l8 de septiembre, rosh de lahermandad, primogenitura trascendente que le significó ser también el primer nieto.Ruben Nestor, Rubn Noiaj, venía impregnado de kneidalaj y matzá con dulce de leche,un Manishtaná móvil para arribar a las costas de la libertad y la importancia del Pesaj,que alegro un domingo 4 de abril.Yo, Lidia, soy parte de una involuntaria herejía,disculpable, como ustedes comprobarán.SU Libele, Libe, nombre que recibí por kavot a la memoria de mi zeide paterno,Leibel, quien, con bigote casi militar y reloj de cadena en el bolsillo,acompaña como un "gentleman" polaco a mi bobe Rivke,honrada por el nombre de Ruben, dama de carácter sereno,perfil suave y ataviada con un generoso medallón heredado.Nací chiquitita, sólo dos kilos quinientos,pelo obscuro, parecida a una "ratita,según el amoroso comentario de Papá,-.supongo que agradecido por los roedores -.No se si por la intromisión freudiana,tenía miedo que me cambiaran en el hospital,
o tal vez, me "ocultaran" ante tantos atributos visibles...Aparecí un l5 de febrero,el único mes de extensión variable y ligado a la fantasía del carnaval.Pero, en realidad estas ubicaciones de Froim, nada desacertadas,tienen la fuerza de la tradición y de la historia,integrando dos acontecimientos de profundo contenido judaicocon la Lupercalia, antiguo festival romanoque se celebraba, precisamente, el 15 de febrero de cada año.Nunca supe que mi Papá estuviera muy vinculado a Nerón, o a la opulencia de sus divertimentos,muestra de poder y arrogancia para ese mundo de conquistas.¡ VANIDADES QUE NUNCA EXISTIERON EN EL PLANETA DE PAPA!!La sencillez de su cuna en Kobryn le concedió,amabilidad y paciencia, respeto y tolerancia.Cualidades que ni los mares diluyeron,ni el glamour de París, tan difundido, modificó, cuando,el 18 de mayo de 1924, partió el buque Demerara,de la Royal Mail Line, del no muy distante puerto de Cherburgo.En la cubierta, sorprendido, superado el examen médico,con sello aprobatorio habitual para los inmigrantes, indicando"DESINFECTADO", un joven, de solo 17 años,continuaba viaje con destino a Buenos Aires.Pero, ni las olas, ni el tiempo borraron de su memoria afectivaa Kobryn, la plaza, el cuarto para los retoques fotográficos,
en cálida sepia, el cine, donde mi zeide ocupaba el espacio delnúmero vivo con el clarinete, alegre y vigoroso y sus calles,impregnadas de cebolla y vapores de exquisitos varenikes.Idealizados, aún existían, cuando inició el retorno, el 21 de septiembre de l985.Pero, Enciclopedia en mano, su método, conmigole salió un gol de media cancha, con serpentina, pitos y matracas.Porque, sin discusión, Libele y el carnaval estaban unidos.Nada tenía el carácter "light" o informal de ahora.Ni el carnaval.El corso de Villa Crespo los atrapó en su farándula callejera.Papá, alardeando, de traje y corbata, llevaba de la mano a una gitanita.Mamá, con tacones y feliz, había terminado el vestuario.Era de tafeta, un poco gastada, pero no importada.Aquellos retazos, amarillos, rojos y verdes,crearon una ficción en volados que superaban mi timidez infantil.Arriba, como sujetando tanta emoción,un chaleco de terciopelo negro bordado con lentejuelas,y cerrado con un trenzado tricolor, al tono,se acompasaba con las palpitaciones de semejante novedad.Berele Iosele, de corbata y pantalón corto,aportó su sonrisa y prestancia a ese debut, que,la cámara de un fotógrafo de estudio rescató para la posteridad.Tres poses para reafirmar, en esa sala silenciosa,el desenfreno ambulante de muchos artistas transitorios,soñadores con identidades liberadas,murgueros, aluvión de plumas y cartón,al compás repetido y estridente de bombos, tambores y platillos.No tenía el tam de Purim.Ni fui ternada para Reina Esther.En medio de la muchedumbre, a los gritos,seducida por el oleaje de tanta farándula calificada,yo... no existía.Pero, en mi corazón aun esta presente esa corte personal.Felipe, Ana y Bernardo José, los "grandes",debían inclinarse... sólo para verme.Porque el amor no requiere de ceremonial,es un fluido auténtico que se entrega sin reverencias.DE IGUAL A IGUALGracias por darme este cofre de la fortuna.SE LLAMA INFANCIA, Y LO QUIERO COMPARTIR.
Lidia Pantychowski Lerner de Pisochin 

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PEQUEÑAS HISTORIAS - CAPITULO 6

Cuando matematica y geometria eran parte natural de la armonia


La Libreta de Casamiento, documento oficial, testimonio de los derechos y obligaciones y de jurisprudencia vigente acerca del valor de la familia, estaba custodiada por tapas duras y un papel de forro araña, añadido, probablemente, para preservar aún mas el futuro del compromiso contraído. Con letra cursiva, lenta y ceremoniosa, del miembro de turno del Registro Civil interviniente, tres páginas repetían el calendario de dos décadas... Hijos de.... BERNARDO JOSE ... NACIDO EL 18 DE SEPTIEMBRE DE 1940.. LIDIA ... NACIDA EL l5 de febrero de l946... RUBEN NESTOR ... NACIDO EL 4 DE ABRIL DE 1954... El orden de la maternidad me otorgó el rol de ser "LA FETA DEL MEDIO". En esta despareja equidistancia me brindó, en cierta manera, protección y privilegios La protección de un hermano mayor, que me dio siempre lugar entre sus amigos, quienes nunca me hicieron sentir como la "nena molesta" o la "impuesta", sino, al contrario, la relación era fluida, amable. Angel, Julio, Mario, Oscar, fueron mis "padrinos tutores" para los primeros bailes, para pasar al cine, aunque la película fuera para menores de diez y ocho, o compinches para organizar algún asalto en nuestra casa, siempre disponible para la verdadera amistad. El comienzo escolar de Bernardo marcó un desafío para Mamá. Con Cédula de Identidad Nº 3.55l.001, gestionada por esa "gringa", que se convirtió en maestra por decisión de su propio impulso y el deseo de progreso. Así tuvo la voluntad de aventurarse a bucear en la lecto -escritura en castellano luchando por evadir el sonido de las sílabas plagadas de consonantes de su polaco natal, para que el primogénito rindiera primero superior libre, porque matemáticas no ofrecía obstáculos. Fue un logro compartido por ambos, superando la reglamentación escolar acerca de la fecha de nacimiento y el ingreso a la primaria y que le sirvió a "Berele" para todas las etapas educativas posteriores. L a distancia al colegio de "varones" de la calle Julián Alvarez era, todos los días, de ida y vuelta, una especie de carrera feliz, porque en casa, en la pieza del conventillo de Villa Crespo, se quedaba la nena, es decir yo, muy entretenida intentando abrir una cartera de Mamá en desuso, color rojo y azul, con dos enormes botones plateados. Era mi tesoro, que mas adelante se fue colmando de las mismas chucherias que cualquier cartera de mujer, entregados con los significados femeninos y el amor de Mamá... porque en cada resto de rouge colorado había un beso guardado. También, con ocho años viví el privilegio de disfrutar la llegada de un hermano, desde su concepción, como algo trascendente, toda una escuela de iniciación afectiva con el "chiche" que amanecía mojado hasta la batita. En una oportunidad, rebelde, por tanto control de un prestigioso médico, el profesor Vernocchi, concretó un acto de micción, tipo manguera de bombero, contra la chaqueta y una vitrina del consultorio, cosa que me re-divirtió ante la cara de sorpresa que trató de disimular el adusto y canoso profesional llamando a la enfermera. El domingo 4 de abril de l954, Mamá., con mucha serenidad, nos despertó anunciando que se tenía que ir con Papá al Hospital Israelita, cuna científica de los tres. Con su precaución e intuición habitual, la noche anterior había dejado preparado una comida deliciosa y abundante... kachke al horno con papas, es decir dos patos que ya se habían olvidado del estanque de crianza y la libertad. Peinó mi cabello largo, con rulos en tirabuzón y dos moños "voladores" y nos dejó preparada la ropa para, cuando correspondiera, ir a conocer al esperado bebe, cuyo sexo era una incógnita. Papá volvió cerca del mediodía, orgulloso por la llegada del segundo varón. La continuidad del apellido seguía consolidada en América, en la Argentina, tan grande y austral. Era la vida surgiendo en una ciudad capital, contra la muerte que desbastó a su pueblo Kobryn, de fronteras inciertas, reduciendo el apellido a polvo, cenizas y papeles de archivos usurpados por el odio y donde la nieve, todo lo cubrió con su manto de pureza violada, como a muchos, también a sus padres y a un hermano. Dos hermanas, mayores que Papá, antes habían orientado su destino a los Estados Unidos. Desde New Jersey las tías, nunca conocidas, compartieron con Papá el devenir de sus historias con cartas espaciadas y fotos que nos sugerían un pasar mas confortable y con cada nacimiento llegaba un giro en dólares, atención que Mamá, la escriba, agradecía en nombre de la familia. Berele Iosel, con sobriedad y mucha educación admiró a Rubele, con 3.700 kilos. rubio, ojos claros, un muñequito. Yo, excitada, pasee como tonta mi alegría en uno de los ascensores del hospital, arriba, abajo, ida y vuelta, sumando en cada piso gente descontenta por falta de movilidad. ¡TOTAL, ACASO NO ERA MAS IMPORTANTE LA LLEGADA DEL HERMANITO¡ Este fue el punto de largada de una mater-paternidad compartida. El hermanito se convirtió en el eje de nuestros comentarios, desvelos, anécdotas, sutil juntada de monedas para algún chupete o sonajero y en el espontáneo destinatario de toda nuestra responsabilidad virtual por su salud, por el gozo de una sonrisa y de todas sus gracias. Incluso festejamos el día que, cuando dejó los pañales, se dedicó a corretear por la casa dejando sus huellas de trozos de "cacona", como un pony en medio de la pradera. Mamá, sin poder contener la risa, fingía un reto y lo seguía, pala en mano, mientras él contorneaba su colita pomposamente, sorprendido por tanta hilaridad. Hasta ahora, podrán observar que matemática siempre se aplicó. Sumábamos amor, cuidados, también algún roce propio de la sana democracia de ideas, que ya existía en la familia y restábamos distancia con un compañerismo genuino que el perfil de cada edad orientó para complementar la tarea de nuestros padres, sin celos ni egoísmos vanos. Y la geometría fue un símbolo de equidad, de armonía. El ejemplo existió, diría, "mamado por teta". Sin imposiciones, mientras cada uno recorría su mundo de formación, de curiosidades, de amistades y la transición a la adolescencia, el tiempo alcanzaba para oirse y escucharse porque los espacios individuales se conectaban en la esfera común del interés general, del diálogo y de la colaboración Eran actos simples que perduran por el contenido ético. No se elaboraba ni se organizaba tal o cual conducta. No teníamos edad para un reconocimiento etimológico de los gestos expresados, libres de rutinas dispuestas o autoritarias. Siempre recuerdo con que afecto Bernardo llegaba al mediodía de la secundaria, Escuela de Comercio Hipólito Vieytes y sacaba del portafolio, envuelto en un papelito, su merienda que no la consumía, para compartir con los hermanos en casa. El quiosco de la cooperadora era un esmerado proveedor de alfajores y él, según las monedas posibles de que disponía el presupuesto familiar del día, compraba uno o dos alfajores. Había de dos tipos, gordos, de maicena con dulce de leche y coco y otro, que nunca he vuelto a comer, de masa color chocolate y corazón de dulce de leche, la cubierta acaramelada y alrededor trocitos de maní pegados. La ceremonia comenzaba sobre un plato limpio, un cuchillo y el más observante de los respetos a la geometría. El o los alfajores se convertían en tres trozos cada uno. Con justicia Salomónica, Bernardo repartía los pedacitos, alternando cada día el del centro para rotar así el beneficio, a Ruben y mi, del perfil de la superficie con maní o coco. Todo un símbolo. Placer y alegría para los tres y nuestro agradecimiento a quien ya, usando pantalón largo, no se olvidaba de los hermanos. Reconozco por ello a nuestros padres, por afirmar la solidez de esos primeros peldaños. Nunca pasarán de moda, nunca olvidaré el rumbo que sus dichos marcaron:
A KLEIN VORT MAJT A GROIS ORT UNA PEQUEÑA PALABRA HACE UN GRAN LUGAR FAR A GUT MORGUEN IJ VEL DIR ENFEREN A GUT IUR POR UN BUEN DIA YO TE RESPONDERE DESEANDOTE UN BUEN AÑO
No son parte de un pasado idealizado, son, ciertamente la esencia, son semillas aptaspara florecer cuando el mundo requiere, inicialmente, de la armonía fraternal paraproyectarse a la imprescindible armonía universal.A mis hermanos, Bernardo José y Ruben Nestor, gracias por darme la oportunidad desentir y expresar estos recuerdos, son parte de ese aire fresco que juntos respiramos yque nunca pasarán al altillo de los trastos olvidados.Hoy ya pertenecen a las pequeñas historias que guardan los valores, siempre vigentes,que mis nietos, Shajar e Idan sabrán comprender y continuar.
Lidia Pantychowski Lerner de Pisochin



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PEQUEÑAS HISTORIAS - CAPITULO 7

Arte , muzza, fainá y moscato


Conventillos, conventillos de Buenos Aires,consorcios multinacionales con garantía del día a día.Idiomas, oficios, amistad, roces,hormigueando chismes sin horario,todo, todo fluyendo por la misma puerta,dos hojas de larga figura,madera pesada, sufrida de sol y lluviay el llamador de bronce, útil sólo para los inquilinos frentistas.Calles de barrio, Camarones y Acoyte,Paternal y Villa Crespo,espacios privados y espacios comunes.La pieza, el "loft", cortinas de brocato con visillos de voile´Tarzán, Sandrini, Nicola Paone, El Zorro,emoción, nostalgia popular y humor a media voz,para no molestar...límite natural e inviolable de la cultura.La cocina, lámpara pequeña para los zurcidos nocturnos,con la ventana cerrada, abrigando el batido de alguna tortilla trasnochaday el aroma inconfundible de los coclets de Mamá,albóndigas jamás igualadas, creación y entrega siempre,con esas manos laboriosas, incansables en la transformación.Nuestro minimundo, pintado y prolijo, con los colores de Papá,restos ocasionales de verdecito y rosa complaciendo la tradición.El patio, transitado sin taconeary según la hora, la espera para el recambio del uso del baño,sanitario frío y sencillo,como para no entusiasmarse con las intimidadesy los retazos de noticias arrugadas, próximas a una textura "soft.Unidad inmobiliaria de los dineros posibles,Macetas con malvones y pajarera con rastros modestos de alpiste y lechuga.Mitad inmigrantes, desorientados por las costumbres, el idioma,los feriados, el escaso "parnuse", los recursos, a contramano de las necesidades.Y la otra porción social, los emigrantes locales.También la diversidad en busca de las promesas.Buenos Aires... la grande y luminosa, que,excedida de quimeras se desbordó en frustraciones y abandono.Mezcla de ayuno de Iom Kipur, Ramadán y turrón de Navidad,en definitiva, todos rogando, confiando en la ayuda divinapara un cambio de status.Como la fe y el amor transforman lo imposible,el cambio llegó y nos convertimos en inquilinos únicos,escala social del esfuerzo, pequeña victoria,convertibilidad de la pobreza con indicios de autonomía y libertad.Melincué, Melincoi para Papá,fue el destino residencial en Villa del Parque.Al menor, Ruben Nestorle valió para una primera infancia con triciclo y amiguitos,bullicio de vida y hasta una mascota,un callejero mimoso y de pelaje oscuro,aprendiz de guardián, llamado Rintintín,que, incansable, sacudía la cola alegrementesorprendido por la "buena vida" de comer y dormir bajo techo.Fue una etapa nueva, el inicio de pequeñas satisfacciones.A la hora de la siesta, en verano, los trapos, al filo de la puerta de calle,transformaban, manguera de por medio,el desnivel con el escalón interior, en la "pile",rectángulo para chapotear un rato de frescura escurridiza.El crecimiento, imposible de detener, determinó su autoclausura.La opción, intermitente por razones de costos,era la gran aventura que, con transbordo de colectivos nos llevaba,mas allá de Puente La Noria, a la Salada.Veraneo popular y familiar, colmado de mate y milanesas.En algunas mesas, jarras transparentes, con un líquido de color ambiguo,ponían festivo el ambientes, el "cosoleto",naranjada y tinto, Pomona y Vino Toro,trago largo o corto, según el alcance del bolsillo.Era importante y fabuloso aprender a nadar,
¡¡sostenidos por el agua!!, milagros de la naturalezadescubierta tras la espera, en la cola del 32.Con el tiempo, Papá y Mamá se permitieron algunas galas nocturnas.A Felipe siempre le gustó el cine y el teatroCopiaba la fantasía de Hollywood poniéndose el sobretodo oscuro,solapas subidas y sombrero ladeado,jugando con el medio pucho, placer al 50 % para que rinda mas.Parecía un galán, con paso lento y sonido gutural repetía, "look my overcoat"...Comienzo y final de su lenguaje artístico,suficiente para divertirnos sanamente, con ternura.Chaplin, Mary Pickford, Pola Negri y Rodolfo Valentinoformaban parte de los eternizados por Papá.Desde su vertiente de inmigrantes les atraía la temática social.En el escenario del Teatro IFT, algunos amigos, actores populares,marcaron con vigor los derechos de la clase obrera.Y Froim adhirió su aplauso y la marcha en algunas huelgas.Aún recuerdo títulos de películas que el tiempo no ocultó.Colonia Esperanza con Ben Amin,el pan, arrebatado por la nube de langostas...En la Semana del Cine Ruso, la adusta sala del Cine Cataluñatransportó a la calle Corrientes los clásicos,Ana Karenina, La Guerra y la Paz, La Madre.Un sábado, ambos volvieron conmocionados.El neorrealismo del film incluía casi, la trama de sus propias vidas.La guerra, que destruye las familias, que las separa,muerte de la carne, valores pisoteados,romance, degradación y una sociedad en crisis."Cuando vuelan las grullas" los acompañó aquella noche,ausente de sueño y con suspiros sin respuesta.Porque las grullas migran y cambiar de nido es duro.La metáfora de las aves y el drama de los humanos,espejaba imágenes de dolores propios y ajenos.Boris y Verónica son protagonistas y testigos de unmundo que delira con el poder.El cambio de las ideas, crisis emocional y desconcierto.Jane y Froim nos contaron, mezcla de idisch y castellano,los perfiles del film.La historia era tierna y triste.Verismo de las guerras anulando la autoestima y la dignidad,ultrajadas por hombres que desconocen a su propia especie.A ambos les removió el tránsito de las experiencias familiares,el miedo helado y sólo mendrugos del mohoso pan de la desgracia.
Pero, con la nobleza tácita de las promesas, inalterables,Papá y Mamá, traían el péquele, el paquetito.Sus noches de cine eran nuestras noches de fantasía y espera.Era un ritual para los tres, Bernardo, Lidia y Ruben.Las diferencia de edad no nos impedía jugar "a la fiesta".Sobre un banco de madera, de patas bajas y tapa cuadradatendíamos la mesa transformando tapas de frascos en platos,los vasitos eran pequeños y grande el respeto para compartir.Todo chiquitito, trozado.Porciones discretas de saldo de milanesa, queso, aceitunas,pan y radio, todavía tener televisor era una ilusión.Pero nos divertía ese banquete, ideal para Gulliver.Y llegaba el péquele, a veces de Las Cuartetas,donde apuraban, de pie, una porción de muza con fainá yun vaso mediano de moscato para los dos,un "combo", acomodado al bolsillo y al paladar, sin marearse.Nuestra expectativa llegaba atada.Cinta fina con los colores patrios, honor enroscado en un carretel,papel blanco, impuro de gris y bandeja de cartón.Su nombre siempre me desorientó, suena absurdo.Con una cucharita sobraba.Capas finas de biscochuelo o pio nono, según la calidad,abrigando al dulce de leche y la crema y todo húmedo,húmedo de vino dulce, sin fideos ni arroz.Será una traducción equivocada con aroma extranjero...No se, aún no conozco el origen de este postre.S i conozco la simbología de amor llamada...SOPA INGLESA.Una acción simple, franca, reinventando el mensaje.Fueron parte de los gestos cálidos, amables, sencillos, plenosde compañerismo que nos educaron para aplicarlos en la vida.Su sabor pertenece a un tiempo inolvidable.Un tiempo sin cuestionamientos, cuando el diálogo era laherramienta cotidiana para conocernos y comprendernos.Un tiempo en el cual los silencios no significaban indiferencia,porque correspondían a las pausas para reflexionar y laspreguntas y respuestas desde cada rol y edad servían paraconstruir el valor mayor de FAMILIA.Mi agradecimiento a ese péquele de ética de mi infanciaque guardo como un jubileo del alma.
A mis padres y hermanos, con amor.
Lidia Pantychowski Lerner de Pisochin

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PEQUEÑAS HISTORIAS - CAPITULO 8

Mis acompañantes los amores del revivir


Hay sucesos en la vida que determinan un antes y un después.
Pero la singularidad se pluraliza.
Tres antes y... tres después.
Siempre serán tres, en una unidad.
La unidad concretada en el mismo útero, calmo y tibio,
matriz de amor para engendrar vida,
y en su tiempo, creación irrepetible,
misión divina, como el aliento puro que fluye,
entre el artista y cada obra.
Marcela Iliana, Karina Yudith y Javier Alejandro.
son los nombres propios de un proyecto único, indisoluble para una madre.
Trama compleja de responsabilidades, sueños,
chocolates, plastilina, papel glacé, cuentos y tortas.
Una, dos, tres.
Efemérides de FAMILIA para recordar siempre.
31 DE ENERO DE I973 -Capital Federal -MARCELA ILIANA 8 DE JULIO DE 1975 -Neuquén -KARINA YUDITH 18 DE MARZO DE 1977 -Mendoza-JAVIER ALEJANDRO
Un desafío en repostería.
velitas, cotillón y dulzura,
una, dos, tres; una dos tres,
campanario de la ansiedad en la mesa tendida.
Tatá tatá significaba "La gallina turuleca..."
"Manuelita....." o quizás... "Había una vez un circo".
Y el salpullido instantáneo, en medio del llanto sin fin,
modificó la rutina de embarque de Aerolíneas Argentinas,
comprendiendo, emocionados, el profundo testimonio de amor,
de quien, con dos años y setenta y nueve días, Marcelita
vio, en esa máquina, la distancia que la separaría, sólo en la geografía,
de las ternuras cotidianas de la Bobe Jane que volvió quebrada a Buenos Aires.
Trompita, era carita de enojada y viceversa.
Trepar escaleras, tirar de los enchufes y desaparecer,
fue el perfil prematuro, sorprendente,
de tu capacidad y destreza física, parentesco mapuche, tal vez,
adquisición temprana del escenario y la ficción,
que no se tardó en expresar..., en "Coje tú la luna..."comienzo de un poema español,
divertida terapia foníatra a través del arte.
También hubo aeropuertos y tiendas que supieron de lágrimas,
la de tus padres, la bobe y amigos.
La aptitud, sin temor, para la exploración, de Karinita
puro impulso, liberado de aviso previo,
se convirtió en el mecanismo inocente para,
que, los adultos, como locos,
descargaran adrenalina a toneladas.
Tal vez, la fuente de energía estaba, coronando tu carita,
en el casco de rubios rulos enredados.
Mi intuición, no fallida del sexo, trasladó, al Hospital Español,
junto a los pañales, dos muñequitas, similares, por las dudas,
para entregar a las hermanas, vínculo de género y
afectuosa metáfora del código de convivencia y del celo ... tan posible.
Llevaste a la euforia al zeide, fue su primer y único viaje solo a Mendoza.
Aún recuerdo cuando llegó, en la tarde del viernes 25 de marzo,
Feliz, emocionado, para sostenerte, con amor y firmeza en el brith milá.
Mitzvá inicial de tu pertenencia al Pueblo de la Ley.
Y entre las plegarias, leicaj y knishes, aceptaste, dulcemente,
casi sin llanto, tu identidad religiosa como varón.
La venta de rifas truchas en el barrio
y corretear por los tejados vecinos marcó una sociedad virtual.
Karina y Javier, transgresores a dúo,
de travesuras y licencias compartidas.
Las acequias, aún de tierra,
agrandadas para el pavimento a estrenar,
fueron el laberinto de las escondidas,
barro en las zapatillas para mamá y felicidad para ustedes.
La carretela, con dos banco largos y techo con dibujos multicolor,
al paso acompasado del viejo caballo, resignado a la rutina,
fue el compañero de la fantasía, era el paseo de la libertad.
Sólo niños, "colitas" apretujadas para viajes redondos,
que contradicción, alrededor de las manzanas cuadradas.
Coro de risas y gritos,
alentados por la comicidad del conductor,
conocedor práctico de los gustos de los chicos,
marcando la ruta con música de calesita.
El dos de abril de l982 se inauguró la página del después.
Fue duro transitar el fino cable del equilibrista.
Gracias, gracias a ustedes,
mis compañeros, amores del revivir.
Uno, dos, tres,... uno, dos, tres....
Tres rostros y tres manos entrelazadas.
MI SIMBOLO, MI RAZON, MI SENTIDO.
Un prendedor redondo, en la almohada de la fría sala del Hospital Central
marcando con su diámetro pequeño la única proximidad,
la que sentí indestructible, entre los hijos y mamá
¿MILAGRO DIVINO PARA CUSTODIAR EL VINCULO??.
Aún espero de Dios la respuesta.
¿Con los años, acaso cambia el porque y el para que?
Te ruego Señor, otórgame el favor de tu sabiduría para APRENDER QUE PUEDE HABER OTRO DESPUES QUE NO CONOZCO.
Lidia Pantychowski Lerner de Pisochin

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PEUQEÑAS HISTORIAS - GLOSARIO

Glosario


BRIT MILA: Circuncisión, pacto con Dios.
BET AM: Institución comunitaria cuyo nombre significa "La casa del pueblo ."
BOBE: Abuela en el idioma idish.
BURSHT: Fiambre típico judío del este de Europa.
CHUNT: Comida típica judía a base de papa y porotos, especial para el invierno.
IOM KIPUR: Día del perdón.
JALA: Pan que se santifica con la bendición y se come los días sábados.
JASIDICA: Corriente del judaísmo que exalta su religiosidad con alegría.
JUPA: Casamiento judío.
KNEIDALAJ: Comida típica de Pesaj a base de harina de matza.KNISHES: Comida típica judía, similar a una empanada de papa o de arroz.
KABOT: Brindar honores.KOBRYN: Ciudad polaca existente hasta comienzos de la Segunda Guerra Mundial.LEICAJ: Torta típica judía a base de miel, emblemática para las festividades.MA NISHTANA: Canción central de la festividad de Pesaj, que pregunta el hijo menor.MATZA: Pan ázimo, elaborado con harina sin leudar.MENCH: Ser gente.MITZVA: Precepto.PESAJ: Pascua judía, fiesta de la libertad.PURIM: Fiesta que recuerda la odisea de Mordejai contra el Rey de Persia, para salvar al pueblo judío de ser exterminado.
RAMADAM: Mes de ayuno de los musulmanes.
REINA ESTHER: Sobrina de Mordejai que ayudó a salvar a su pueblo casándose con el
Rey de Persia
ROSH HASHANA: Cabeza del año, año nuevo judío.
SHABAT: Día consagrado al descanso según la tradición judía.
SZAMOSC: Pueblo polaco destruido durante la Segunda Guerra Mundial.
TORA: Rollos del Antiguo Testamento. Varenikes: Comida típica, pasta rellena y hervida acompañada generalmente por
cebollita frita.
ZEIDE: Abuelo en idioma idish.

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