domingo, 19 de octubre de 2008

PEQUEÑAS HISTORIAS - CAPITULO 5

Del calendario de Papá


Cuando bulle la adolescencia,burbujas simultáneas de omnipotente sabiduríay curiosidad absoluta,suponía que, Froim, Felipe, Pantychowski no había registrado el tiempo de su paternidad.Y en consecuencia los cumpleaños siguientes.Pero, cuando comprendí, sonó estridente la chicharra y seencendió el tablero, indicando en rojo, E R R O R .Papá vivió su tiempo argentino, con auténtica naturalidad.Ni culpa ni rubor, transgrediendo nuestros reclamos de integración.Los boibos, el noive, las anchuras, irritadas por tanta sal,eran sus anchoas de la picada.Ir era foiste y vení era veñi.Boino era bueno, aunque a veces nadie lo mereciera.Su domicilio, por muchos años, lo "empadronó" en la calle Melincoi,porque Melincué era un obstáculo insalvable en su vida diariay resignado, el barrio de Villa del Parque lo incorporó a su señalización vial.El castellano era de uso externo,con aplicación relativa en su mundo de colores, brochas, pinceles y enduido.En la casa, el idish fluía, dialogando con Mamá ycuando algo le molestaba, con enojo murmuraba su broncaen polaco o con ciertas frases, incorporadas,consecuencia de la inestabilidad fronteriza, en un ruso rudo, ya mermado por los años.Esta situación, multilingue y de bi-nacionalidad,la reflejaba también en el calendario de los natalicios.
Bernardo José, Berele Iosele, nació por Rosh Hashaná, l8 de septiembre, rosh de lahermandad, primogenitura trascendente que le significó ser también el primer nieto.Ruben Nestor, Rubn Noiaj, venía impregnado de kneidalaj y matzá con dulce de leche,un Manishtaná móvil para arribar a las costas de la libertad y la importancia del Pesaj,que alegro un domingo 4 de abril.Yo, Lidia, soy parte de una involuntaria herejía,disculpable, como ustedes comprobarán.SU Libele, Libe, nombre que recibí por kavot a la memoria de mi zeide paterno,Leibel, quien, con bigote casi militar y reloj de cadena en el bolsillo,acompaña como un "gentleman" polaco a mi bobe Rivke,honrada por el nombre de Ruben, dama de carácter sereno,perfil suave y ataviada con un generoso medallón heredado.Nací chiquitita, sólo dos kilos quinientos,pelo obscuro, parecida a una "ratita,según el amoroso comentario de Papá,-.supongo que agradecido por los roedores -.No se si por la intromisión freudiana,tenía miedo que me cambiaran en el hospital,
o tal vez, me "ocultaran" ante tantos atributos visibles...Aparecí un l5 de febrero,el único mes de extensión variable y ligado a la fantasía del carnaval.Pero, en realidad estas ubicaciones de Froim, nada desacertadas,tienen la fuerza de la tradición y de la historia,integrando dos acontecimientos de profundo contenido judaicocon la Lupercalia, antiguo festival romanoque se celebraba, precisamente, el 15 de febrero de cada año.Nunca supe que mi Papá estuviera muy vinculado a Nerón, o a la opulencia de sus divertimentos,muestra de poder y arrogancia para ese mundo de conquistas.¡ VANIDADES QUE NUNCA EXISTIERON EN EL PLANETA DE PAPA!!La sencillez de su cuna en Kobryn le concedió,amabilidad y paciencia, respeto y tolerancia.Cualidades que ni los mares diluyeron,ni el glamour de París, tan difundido, modificó, cuando,el 18 de mayo de 1924, partió el buque Demerara,de la Royal Mail Line, del no muy distante puerto de Cherburgo.En la cubierta, sorprendido, superado el examen médico,con sello aprobatorio habitual para los inmigrantes, indicando"DESINFECTADO", un joven, de solo 17 años,continuaba viaje con destino a Buenos Aires.Pero, ni las olas, ni el tiempo borraron de su memoria afectivaa Kobryn, la plaza, el cuarto para los retoques fotográficos,
en cálida sepia, el cine, donde mi zeide ocupaba el espacio delnúmero vivo con el clarinete, alegre y vigoroso y sus calles,impregnadas de cebolla y vapores de exquisitos varenikes.Idealizados, aún existían, cuando inició el retorno, el 21 de septiembre de l985.Pero, Enciclopedia en mano, su método, conmigole salió un gol de media cancha, con serpentina, pitos y matracas.Porque, sin discusión, Libele y el carnaval estaban unidos.Nada tenía el carácter "light" o informal de ahora.Ni el carnaval.El corso de Villa Crespo los atrapó en su farándula callejera.Papá, alardeando, de traje y corbata, llevaba de la mano a una gitanita.Mamá, con tacones y feliz, había terminado el vestuario.Era de tafeta, un poco gastada, pero no importada.Aquellos retazos, amarillos, rojos y verdes,crearon una ficción en volados que superaban mi timidez infantil.Arriba, como sujetando tanta emoción,un chaleco de terciopelo negro bordado con lentejuelas,y cerrado con un trenzado tricolor, al tono,se acompasaba con las palpitaciones de semejante novedad.Berele Iosele, de corbata y pantalón corto,aportó su sonrisa y prestancia a ese debut, que,la cámara de un fotógrafo de estudio rescató para la posteridad.Tres poses para reafirmar, en esa sala silenciosa,el desenfreno ambulante de muchos artistas transitorios,soñadores con identidades liberadas,murgueros, aluvión de plumas y cartón,al compás repetido y estridente de bombos, tambores y platillos.No tenía el tam de Purim.Ni fui ternada para Reina Esther.En medio de la muchedumbre, a los gritos,seducida por el oleaje de tanta farándula calificada,yo... no existía.Pero, en mi corazón aun esta presente esa corte personal.Felipe, Ana y Bernardo José, los "grandes",debían inclinarse... sólo para verme.Porque el amor no requiere de ceremonial,es un fluido auténtico que se entrega sin reverencias.DE IGUAL A IGUALGracias por darme este cofre de la fortuna.SE LLAMA INFANCIA, Y LO QUIERO COMPARTIR.
Lidia Pantychowski Lerner de Pisochin 

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